Soy anarquista y ké”.
Entrevista a Mónica Caballero, imputada y sobreseída en el Caso Bombas
Por Grupo anarquista El Surco
Respecto al “Caso Bombas”, en el plano judicial, nos podrías contar el
estado actual del caso en general y tu situación en particular.
Ahora
legalmente estoy absuelta de todos los cargos que se me imputan, esperando el
fallo. El fallo es en resumidas cuentas, el documento de síntesis de todos los
meses de juicio, vale decir, los seis meses, del porqué estoy absuelta. Los
jueces tienen que emanar un documento justificando el porqué me absolvieron de
los cargos, tienen que sintetizar todo lo que valoraron durante todo el proceso
del juicio. Eso se va a leer y nos van a entregar dicho documento el día 2 de
agosto y ahí se terminaría todo el proceso, pero, la Fiscalía y el Ministerio
Público tienen como derecho a pataleta, pueden pedir la nulidad del proceso del
juicio y ellos durante todo el proceso del juicio emanaron varios recursos de
nulidad por no garantizar sus derechos de persecutores. Pero en base a todo lo
que creemos nosotros, es muy poco probable que anulen el juicio por lo grande
que ha sido, por lo poca prolija que ha sido la investigación y en general todo
el proceso.
A partir del sobreseimiento, que es como está terminando este caso, se
habla de demandar al Estado por parte de los imputados, claramente por todo lo
provocado a ustedes ¿qué te parece la idea de demandar al Estado?
Bastante
tentadora, no te voy a mentir, pero también creo que es una contradicción
profunda de pedirle a los que tú abiertamente le declaras la guerra, a
los que le has dicho que son tus propios enemigos… pero también por otra parte
he escuchado a varios compañeros, amigos y los propios abogados que me han
dicho que esto tiene que quedar como un precedente para las próximas
investigaciones, porque también es poco probable que nos vaya bien con la
demanda, pero también creo que continuar con la misma lógica de todo este
proceso, -de la justicia del Estado,- es ser igual que ellos. Para mí, ya era
contradictorio tener un abogado, estar dentro de un proceso, aceptar toda esta
clase de cosas e ir a sentarme los seis meses que estuve dentro del proceso al
banquillo de los acusados… ¿demandar al Estado? No sé, la verdad no lo tengo
resuelto, pero si tú me preguntas si tuviera que hacerlo mañana, no lo haría.
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Hay que darle más vuelta al asunto porque podría ser conveniente en
términos económicos, por ejemplo, en el dinero que se gastó en la defensa…
Claro, yo
digo, pucha, acá a ninguno nos sobra la plata, no somos los dueños de los
medios de producción, o sea acá si nosotros demandamos al Estado, son muchos
millones, 100 millones o de 50 millones para arriba, pero no sé si quiero
continuar con las mismas lógicas estatales.
Durante el tiempo que estuviste recluida te mostraste muy activa,
siempre enviando comunicados, dibujos, mensajes y con la huelga de hambre,
siempre recordándonos que estabas allí. Desde otros lugares del mundo
existieron diversas acciones mostrando solidaridad con el caso. Cuando estás
adentro ¿Cómo se reciben estos gestos, estas acciones?
Llegan.
La gente que me estuvo visitando, mis compañeros, siempre estuvieron muy
pendientes y se preocuparon de romper el aislamiento, de mantenerme informada
de lo que sucedía afuera en todo aspecto, tanto en acciones de otros
compañeros, qué sucedía con los chiquillos que estaban en la
cárcel, en la otra cárcel y para mí es importantísimo entender que la solidaridad
no es asistencialismo. Yo traté siempre que las personas que hacían acciones,
los cercanos, vale decir en Santiago, Chile, o en otros lados del mundo, que
supieran que hacía eco, demostrar que es importante no sentirse solo. Si podía
enviarles alguna nota, contribuir en el desarrollo cualitativo y cuantitativo
de muchos compañeros lo iba a hacer y de una u otra forma y a pesar de que no
me guste y no decidir estar donde estuve, sí había que aprovechar el espacio.
Entonces esas muestras solidarias llegaban bastante a lo emocional, era
más ánimo, eran ganas de seguir dando la batalla todos los días. Pensar que
había gente afuera que te estaba apoyando incluso sin conocerte…
Es que yo
lo entendía también, porque cuando yo estaba afuera y solidarizaba con un
compañero sin nunca haberlo visto, yo solidarizaba con su idea y con sus
prácticas, entendiendo que era una persona igual que yo, sin idealizarla
sabiendo que habían distintos errores y diferentes procesos dentro de los
compañeros que estaban presos, en el caso mio yo lo viví y bueno todavía se
agradece mucho a las personas…muchos se jugaron el pellejo, el tiempo, tantas
palizas, desde la más pequeña hasta la más grande acción, porque aquí no
hay que idealizar ni hacer fetiche de una u otra práctica –ni cuantificar o
jerarquizar que tan solidario fuiste- no, aquí todas las formas, en base a que
si tu sentiste que fueron un aporte perfecto, maravilloso. Cada una de esas
prácticas se agradeció y se agradecen, y se escucharon.
Estuviste encerrada más de nueve meses en una cárcel, en la cotidianidad
que construiste allí ¿cómo fue? ¿Qué fue lo más difícil de sobrellevar?
Bueno, la
cárcel en todos los lugares es horrible. Yo creo que lo que más odié de todo
fue la pasta base. En el lugar donde yo estaba habían muchos consumidores de
pasta… muchos, entonces eso trae otra clase de lógica, o sea propias de la
misma cárcel… la violencia, también dentro de la misma lógica de cualquier
sociedad capitalista, pero dentro de la cárcel se agudiza mucho más, es la lógica
de la jerarquía dentro de las presas y eso dentro de la cárcel es mucho peor.
¿Tuviste que someterte a esa jerarquización?
Lamentablemente
sí me tocó. Bueno, dentro de la poca relación que tenía con las chiquillas,
porque por suerte yo compartía con otra presa que teníamos mucha afinidad, con
Andrea Urzúa. Pero además teníamos otra clase de códigos a diferencia de las
chiquillas, tratábamos de no reproducir esa clase de códigos ni entre nosotras
ni con el resto, pero si tu dejabas que te pasaran a llevar, una te pasaba a
llevar y todas te pasaban a llevar, así que lamentablemente había que entrar
dentro de las mismas dinámicas a pesar de odiarlas y detestarlas.
A partir de lo intolerable, de lo malo que te pasaba, en esos días que
te sentías pésimo ¿Cuál era tu escape mental? ¿Qué hacías para soportarlo, para
descansar, para animarte?
Mis
escapes mentales eran los libros, la música, dibujar y ver películas. Esos eran
mis escapes mentales y después cuando ya estábamos en huelga y no había nada,
todo era horrible. Mis visitas eran muy importantes y era entretenido, pero
lamentablemente era muy poco tiempo, no daba abasto y bueno yo tenía dos veces
visitas pero tenía muchas personas que me visitaban, entonces no podía hablar
con todos a la vez, incluso tratábamos de hacer entre las visitas un espacio de
discusión política, porque también había que tener en claro que lo que nos
estaba pasando a nosotros era un proceso político y había mucho que hacer y no
dejar nunca la discusión y más preparándonos para la huelga porque la huelga
siempre fue una instancia importante y a pesar de que no nos guste, pero lo
hicimos, preparar carta para organismos de derechos humanos, que comisión
contra la tortura, grupos feministas social-demócratas horribles, pero eso se
hizo y de alguna forma funcionó para otras cosas- eso se hizo mediante la gente
que te iba a visitar –claro, eran “un puente” para no perder la relación con la
gente que no podía visitar.
Debido al “caso bombas” se han generado distintos debates.
Respecto a la afirmación de “todos los presos son políticos” o si existe
diferencia entre “presos comunes” y “presos políticos” ¿Cuál es tu opinión al
respecto?
Yo creo
que el preso se define en base a como él se posiciona, más allá de si cayó por
un robo o por colocación de un artefacto explosivo. Porque tenemos presos que
están por tenencia de explosivos como “el nazi” pero según lo que yo conozco y
que salió en su sentencia y en su proceso judicial, él estaba haciendo un
artefacto explosivo para destruir un cajero automático y eso no lo convierte
en mi compañero, así como hay personas, por ejemplo, un ladrón que sí
se posiciona desde la destrucción del capital, que tiene una lucha
personal o grupal anticarcelaria y no sigue las lógicas de dominación ni de
jerarquía dentro de la cárcel, se hace mi compañero, -por lo tanto estableces
que no es según su delito ni su condena si es preso político o preso común- por
ejemplo para mí un preso político es en base a cómo tú te generes “dentro de”,
porque los nazis también son presos políticos y eso nadie lo puede desmentir,
ellos también están ahí presos por su ideología, así que tampoco para mí que
sea preso político lo hace mi compañero. Más allá si es un preso común o
preso político, yo voy por una lucha anticapitalista y anti autoritaria.
Y desde ahí ¿cómo entiendes ahora la lucha anti carcelaria? ¿Ha cambiado
tu visión ahora que estuviste presa?
Ha
cambiado muchísimo, porque la lucha anti carcelaria dentro de la misma cárcel
es un mero gesto, me duele decirlo, pero es eso. Meros gestos de disidencia,
que son importantes, yo creo que no hay que dejar de tenerlos ni de valorarlos,
pero son gestos. Yo no voy a destruir la concepción del panóptico dentro de la
cárcel, pero hay que entender que la estructura del panóptico no es solamente
dentro de la prisión, también es romper el aislamiento, estos gestos que yo te
hablo, lo que uno puede hacer con la solidaridad tanto dentro como fuera de la
cárcel es parte de la lucha anti carcelaria. La lucha anti carcelaria tiene que
ser una integralidad de cosas –tiene que ser desde fuera, desde dentro y de
diversas formas – claro, cuando yo hablo de cada uno de los gestos y de las
formas y de las prácticas antiautoritarias que aportan al quehacer anti
carcelario.
Retomando lo de la lucha anti carcelaria claramente ahora hay una visión
distinta. Antes no habías estado recluida, seguro que pasaste por muchos
procesos y de esos gestos que tú me hablas, pero en conclusión la que estuvo
privada de libertad fuiste tú y por mucha gente empática que exista, ellos no
lo pueden sentir ni vivir de la misma manera. Respecto a eso tienes alguna idea
acabada, estás en un proceso…
No, no lo
tengo claro. No tengo claro que sucede conmigo en relación a un planteamiento
concreto de la lucha anti carcelaria. Yo viví la cana lo mejor posible que la
podía haber vivido, siendo que es una mierda el encierro, la tortura, etcétera
propio de la cárcel pero todo eso fue gracias a mis compañeros y al aporte real
y que estuvieron presente cada día. Nunca me faltó nada de parte de mis
compañeros, pero no sé si es que hay un real aporte anti carcelario hoy en día
de parte de los que nos decimos estar abiertamente en contra de las grandes
murallas.
Y en cuanto a lo político, después de todo este tiempo de estar presa,
enjuiciada, sobreseída y ahora esperando el fallo ¿ha cambiado tu visión
política?
No ha
cambiado para nada. Todas las ideas que tenía antes de estar presa las sigo
manteniendo, me reafirmaron todo lo que yo creía, sí veo las cosas con un poco
más de madurez y sigo afirmando las mismas consignas, banderas y luchas que
antes…soy anarquista y qué.
Después de estar 9 meses privada de libertad ¿ves algún cambio o
autocritica en el “movimiento anarquista” que tú conocías?
Sí, yo
creo que ha cambiado. Creo que hay un avance real de la organización informal,
que por lo menos a mí es lo que más me interesa dentro de una
organización anarquista. Sí hay un desarrollo cuantitativo de muchos
compañeros, pero no podemos no hacer una critica y una evaluación sobre lo que
a nosotros nos pasó, me refiero a los 14, fue mucho por errores nuestros y que
nosotros simplemente o yo, por lo menos yo, no puedo hablar por el resto, yo
cumplía con la caricatura del momento del fiscal -de lo que se estaba
buscando- cumplía el perfil, de hecho podría ser ridículo para algunos, pero
dentro de los informes está: se viste un poco punk, anda en bicicleta,
vive en casa okupa, se relaciona con ex presos políticos, es vegetariana y
tiene tatuajes, es una estupidez, pero es la realidad. Cualquiera podría haber
calzado dentro de esto mismo y yo asumo mis errores y camino con ellos, trato
de no reproducirlos yo ni que los reproduzcan otras personas y de ir creciendo
dentro de esto y que si hay diferencias dentro del supuesto movimiento
anarquista que bueno que la hay, tiene que haberlas y más que fijarnos en tal o
cual diferencia tenemos nosotros, ver cuáles son nuestros objetivos y de qué
forma nos podemos reencontrar y apoyarnos mutuamente para lograr nuestro
objetivo en pequeños y largos plazos, yo creo que eso es lo importante, y
entender que no todas las personas que se dicen anarquistas son compañeras,
para nada. Yo tengo muchos compañeros que no se abrazan de ninguna bandera en
particular y bien, perfecto. Yo creo que si antes estaba un poquito polarizado,
se agudizó un poquito más o quizás siempre fue así pero yo no lo vi, pero
dentro de mi quehacer creo que tengo más lejos a la gente que ya estaba lejos y
más cerca a mis compañeros y afines.
Ahora, pasando a un plano más personal, las consecuencias de que te
vincularan a este caso, la exposición pública que tuviste por los medios de
prensa burgueses ¿qué consecuencias tuvo todo esto en tu diario vivir, con tu
familia, amigos, amores, en lo laboral?
Toda mi
vida se fue a la mierda. Yo tenía una casa okupada bonita, una biblioteca,
vivía con la gente que había elegido vivir: mis compañeros, y de un momento a
otro nada de eso existía, ni siquiera la casa donde vivía, la casa de mis
cercanos de mis compañeros ¡nada! Y después cuando salí, aunque siempre la
gente te puede contar como están las cosas afuera, pero es distinto al chocar
con la realidad y bueno “rehacer tu vida” desde el cómo voy a trabajar, porque
bueno, yo salí de la cárcel con un arresto domiciliario un par de meses,
después preparación de juicio un montón de meses más y después iniciar un
juicio, igual yo no soy una persona que se vaya a apatronar, pero es bastante
difícil el retomar y hacerlo en base a que muchos compañeros ya no están porque
mi cotidiano era ir a la Sacco y Vanzetti, compartir con la Gaby que ya no
está. Nada era igual. Creo que aproximadamente después de un año pude retomar
un cotidiano más o menos normal y también ver a la gente con la que yo me
relacionaba antes, que había seguido con su vida… yo nunca perdí el contacto
con la gente que me interesaba, pero ya nada es igual –el escenario era
distinto- tanto político, como amistoso, social y amoroso totalmente. Todo es
distinto.
¿Y con tu familia cómo fue?
Me
rencontré con la familia, porque yo durante mucho tiempo me mantuve bastante
alejada de la familia nuclear. Yo tengo mi familia libremente elegida, que los
quiero y los amo mucho y con todo este proceso me rencontré con lo que es la
familia nuclear, biológica. Igual también hubo siempre una parte de ella que
estuvo presente, así que bien.
Estamos terminando ya, ¿quieres decir algo más, aclarar? El periódico
llega a muchos lugares.
Sí,
quiero aprovechar esta ocasión para dar un fuerte saludo, un abrazo
fraterno a los que están detrás del gran muro y decirles que sé que la soledad
dentro de los centros de exterminio es grande y que nadie más que los que están
ahí saben lo que es, pero que siempre hay un espacio en la intimidad para
recordarlos y dentro del quehacer también – que no están solos- ni solos ni
solas. Así que Iván, Carla, Luciano, Aliste, Marcelo, Freddy un fuerte saludo.
Publicado
en El Surco, nº37, Julio 2012