viernes, 7 de septiembre de 2012

Los manuscritos de Max Nettlau sobre el anarquismo en Centroamérica entre 1906-1932

 
Arturo Taracena Arriola[1]
En 1994 le escribí a la doctora Thea Duijker, entonces una de las responsables de la Sección América Latina en el Instituto Internacional de Investigaciones Sociales (Internationaal Instituut voor Sociale Geschiedenis–IISG–) de Ámsterdam, solicitándole permiso para publicar una traducción de las páginas del manuscrito de Max Nettlau,[2] concernientes al movimiento anarquista en Centroamérica. Éste se conserva y yo lo había fotocopiado hacía quince años, durante la investigación de mi tesis de doctorado.[3]
A vuelta de correo, me respondió diciéndome que había sometido mi demanda al director, doctor Rudolf de Jong y a la profesora Mieke Ijzermans, directora de la Sección de Investigaciones y quien se ocupa de los archivos, así como al historiador alemán Heiner Becker, quien preparaba la publicación en 6 tomos del manuscrito de Nettlau, respondiendo ambos afirmativamente. Después, por motivos diferentes, engaveté esta iniciativa.
Las páginas del manuscrito aludidas (420-421) están incluidas en el capítulo intitulado “Los anarquistas desde sus inicios en Perú, Ecuador, Costa Rica, San Salvador (sic), Guatemala y una mirada sobre las sociales Indias Occidentales (1894- 1914)”[4].
Seguidamente, para establecer las aclaraciones necesarias al texto, me remití a la obra que el propio Nettlau editó en alemán el año de 1935 y que en español apareció con el título Los anarquistas a través de los tiempos[5] y a mi artículo “Presencia anarquista en Guatemala entre 1920 y 1932”.[6] Dichas aclaraciones las he puesto entre corchetes, con el propósito de no romper las citas y los paréntesis hechos por el propio Nettlau en el manuscrito.
La traducción del alemán se la debo a los amigos Dieter Paaz y Karin Beeck, a los cuales agradezco su amabilidad. Asimismo, expreso mi agradecimiento a la doctora Duijker, por su amistad y bondad académica. El deseo de todos nosotros es contribuir al desarrollo de la historiografía centroamericana sobre los movimientos sociales.

Los anarquistas desde sus inicios en Perú, Ecuador, Costa Rica, San Salvador, Guatemala y una mirada sobre las sociales Indias Occidentales (1894- 1914)
“En Centroamérica, fue Costa Rica la que pudo constituir el más antiguo baluarte libertario. Ahí se inició, el 15 de enero de 1911, Renovación. Revista de Arte y Sociología, dirigida por José María Zeledón, un poeta costarricense y administrada por Ricardo Falcón, un anarquista de Barcelona, con la colaboración, de Anselmo Lorenzo, desde Barcelona, para la parte literaria y sociológica. (Véase T. y L. [Tierra y Libertad, Barcelona], 28 de diciembre de 1910). Quincenal, con por lo menos 66 publicaciones en San José, hasta fines de 1912 o posteriormente. Si no me equivoco, fue [José María] Zeledón quien editó la Colección Ariel [San José de Costa Rica] a partir de 1907 e incluso hasta 1913 (664).[7] El elemento humano local era ciertamente débil en este caso, pero la colaboración de Lorenzo (a través de Falcón) garantizaba una publicación excelente. La primera de este tipo en ese tiempo.
Por el momento, no puedo utilizar la extensa circular de la Comisión Administrativa del Centro de Estudios Sociales “Germinal” de Costa Rica (impresa en T. y L. [Tierra y Libertad, Barcelona], 15 de enero de 1913), pero es notorio que no se le menciona en absoluto. Esta comisión alude a su actividad desde algunos meses antes (o sea, alrededor de 1912) y deseaba se le considerase desde ese momento como “medio de comunicación” para todos los sectores de Centroamérica. Tampoco se dice nada acerca de los grupos con actividades similares en el istmo de Panamá, mismos que estuvieron activos hasta al menos la primera mitad de 1912.
Además, me faltan datos hasta después de la visita de Julio Díaz [en marzo de 1926].
Acción Social, órgano del Comité de Acción Social Obrera (San José [de Costa Rica]), apareció en septiembre de 1926. El No. 2, en octubre (Véase Supl.[emento] de noviembre de 1926).
La Agrupación Obrera de Estudios Sociales “Hacia la Libertad” de San José envió un mandato al Congreso Continental de 1929 [celebrado en Buenos Aires] y, para la misma, su secretario U. Recoba, rindió un informe el 26 de junio de 1930 (Véase Cont. Obr. [Continental Obrera, Buenos Aires] Nos. 11 y 12). Esta agrupación era considerada, aún a fines de 1932, como perteneciente a la A. I. T. [Asociación Internacional de los Trabajadores, con sede en Ámsterdam]. De acuerdo a este informe, su posición era contraria a la de los comunistas, que se habían aliado con los políticos nacionales… (665)[8]
En 1930, se constituyó en San Salvador el Centro Sindical Libertario para Propaganda y Organización obrera. Informe de su secretario, Enrique Conde, (Conti. Obr. [Continental Obrera, Buenos Aires], agosto de 1930). En marzo de 1932 fue detenido con sangre un movimiento de inconformidad.
En la sombría Guatemala, que vive como en el pasado mexicano, en 1926 Julio Díaz se encontró con elementos deseosos de ser incorporados, pero con ninguna organización obrera aparte de la Federación Obrera Guatemalteca, la cual era promovida y controlada desde hacía decenios por políticos (Véase La Protesta [Buenos Aires], 13 de noviembre de 1926). Hay correspondencia de Guatemala, Puerto Rico, etc., de ese año y también posterior, en Cultura Proletaria, publicación neoyorquina, que son puntos de referencia acerca de los esfuerzos y penurias de los nacientes movimientos libertarios.
Posteriormente a un comunicado de la A. I. T. (R. B., No. 1, diciembre de 1929), en 1926 se fundó en Guatemala el Grupo “Nueva Senda” y, a través de éste, se incitó a la constitución del sindicato de costureras, después al de albañiles y la federación de carpinteros. En 1928, surgió el Comité Pro Acción Sindical. En Jutiapa, un grupo anarquista se separó de una organización socialista.
Orientación Sindical, órgano de costureras, albañiles, carpinteros, etc. [Guatemala], 15 de noviembre de 1927, [No.] 12 del 15 de mayo hasta [No.] 15 del 15 de julio de 1928, en formato 4º. Desde Marzo de 1931, la dictadura militar del general Jorge Ubico tomó severas medidas contra el “Comité Pro Acción Sindical”, el cual en 1929 había delegado a Manuel [Bautista] Grajeda al Congreso Continental [celebrado en Buenos Aires del 11 al 16 de mayo de ese año].[9] Hasta ese momento, el movimiento de organización libertaria había estado ascendiendo. (Véase “Guatemala bajo el Terror”, Cont. Obr. [Continental Obrera Segunda época No. 1, Buenos Aires], 15 de septiembre de 1932).
En 1926, Julio Díaz encontró en Nicaragua sólo un intenso espíritu partidista y político, con viejas organizaciones nominales tales como la Federación Obrera Nicaragüense y el Obrerismo Organizado, y con una librería de un viejo libre pensador en León, que también vendía escritos anarquistas (Véase Prot. [La Protesta, Buenos Aires], 14, 16, 17, 18 de noviembre de 1926). A parte de esto, en los años siguientes no hubo cambio. Este pequeño país conoció de la manera más directa el caballeroso “big stick” del “Uncle Sam”, cuando las mal reputadas tropas de marinos norteamericanos fueron lanzadas sobre la población en apoyo de un régimen conservador y de los intereses norteamericanos. Desde 1926 hasta fines de 1932, A. [Augusto] C. [César] Sandino les puso una resistencia tan perseverante, que finalmente éstas fueron retiradas. Sandino fue el héroe moderno más sobresaliente de la resistencia local ante la prepotencia militar y financiera de una potencia. Posteriormente, fue incitado a salir de las montañas por medio de un salvoconducto de libertad que le ofreció el régimen y, en cuanto salió, fue asesinado a tiros por matones del mismo.
De todos estos países, se enviaban pequeñas publicaciones a Les Temps Nouveaux, publicación parisina, la cual sostenía un intercambio con muchas otras y, entre otras cosas, en ella encontraron lectores. A veces, también se enviaban este tipo de publicaciones a jóvenes revistas parisinas. Este material ha sido recopilado por mí, tal como las triviales revistas de las viejas organizaciones obreras y todo otro tipo de revistas, tanto literarias como pedagógicas. En los pequeños países, contrariamente a los grandes Estados sudamericanos, las organizaciones de librepensadores son menos frecuentes, aparentemente a causa de la influencia local… (666).[10]
La impresión que dan estas publicaciones es de un gran primitivismo, con escasos y anticuados conocimientos, y son agobiantes por sernos desconocida la historia patriótica local. Además, se nota el intento de asimilar las ideas novedosas en la forma más rápida y superficial. Cuán frecuentemente, los autodidactas mezclan y valoran indiscriminadamente viejos y nuevos libros e ideas. De nuevo, es el extremo patriotismo nacionalista de Sandino, el único ejemplo de aquellos que quieren oponer resistencia ante la ocupación industrial norteamericana.
Anselme Bellegarrigue, quien se ocupó de este mismo tema en Francia de 1848 a 1851, debe de haber decidido hacer su vida en San Salvador, en donde en 1906 se conocía a su hijo, quien llevaba el mismo nombre y con el cual no pudimos tener contacto.[11] (Véase Vorfrühling [Der Vorfrühling der Anarchia, Berlín: Verlag Der Syndicalist, 1925], pp. 197-198). Wilhelm Marr describió vívidamente en su Reise nach Zentral-Amerika [Viaje a Centroamérica], (Hamburgo: Otto Meissner, 1863, 2 tomos), Nicaragua y Costa Rica, tal y como él los vio a principio de los cincuentas (i.b., pp. 161-162). Costa Rica se destaca simpáticamente de esta descripción, incluyendo sus magníficos bosques, sobre cuya tala más tarde haría notar un corresponsal, Elisée Reclus: “Las talas sin escrúpulo han desnudado los flancos de los bosques que dan a la meseta central y los de algunos distritos del sur…” (H. Pittier).[12] En Le Lemeur (Caen, [Francia]) del 6 de abril de 1927, se dice:
…ya no hay ningún terreno libre [en el Valle Central y la Costa Atlántica], salvo en la costa del Océano Pacífico, porque los ricos propietarios de tierras y, particularmente, “United Fruti Company” (de Estados Unidos) han comprado todo….
Este último dato proviene de las múltiples discusiones sobre Costa Rica por parte de los anarquistas franceses que vivieron allí los primeros años de la posguerra, más como colonos que conservaban su independencia cultural que como colonizadores. Véase Le Lemeur (Caen, [Francia]), L´endohors y Le Lemeur (Santiago de Puriscal, Costa Rica), editados por Miguel Palomares (en 8°, publicación mecanografiada, No. 12, abril de 1928, No. 14, octubre…. “Une viste a Mastatal” (Cantón Puriscal) de E. Bertrand, en L´endehors del 15 de mayo de 1932, pp. 106-107. El describe simpáticamente la libre colonización en un claro de la selva virgen. Más de 40 anarquistas fueron y vinieron al país en un decenio.”[13]

:extraido del http://papalotanegra.noblogs.org/

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